Necesito un psicólogo bueno para la ansiedad
«Llevo tiempo sintiéndome mal. No sé que me pasa pero sé que no estoy bien. Ya no puedo más tengo mucha ANSIEDAD y no puedo seguir así. No debería estar mal, no sé que puede ser. Lo siento, no quiero llorar pero es que no puedo evitarlo…»
A veces es así como empiezan las sesiones de terapia. Los psicólogos escuchamos no pocas veces la palabra Ansiedad asociada a algo desconocido, una sensación que se siente muy presente pero que normalmente no es fácil de atribuir a algo concreto ni a una emoción más clara para la persona que la sufre. Y esto tiene mucho sentido:
La Ansiedad es una reacción del organismo que se activa ante situaciones que necesitan una aportación extra de atención, actividad, control… Se genera una activación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA), lo que provoca una serie de cambios fisiológicos que de modo natural disponen al organismo para prepararse ante un mayor rendimiento físico o intelectual. Esta activación es fundamental para la vida diaria pero a veces sucede de manera prolongada en el tiempo y en una intensidad mayor a la que fuera la habitual. Hablamos entonces de ansiedad generalizada o de estados de ansiedad.
Esta activación anormal no responde a ningún estímulo externo definido, por lo que la persona suele tener una sensación de mucho descontrol ante su reacción emocional y acaba teniendo miedo de que la sensación limite su vida en una u otra medida. Este «miedo a la ansiedad» va en aumento hasta que el circulo se cierra y se empieza a temer el estar en casi cualquier situación que pudiera ser normal algún tiempo atrás. Cuanto más tiempo pasa sin que la Ansiedad se localice y se pueda identificar con algo más concreto, mayor será la reacción de alarma y la sensación de inseguridad. Cuando la ansiedad está asociada a un estimulo concreto o situación especifica, hablamos de fobias ( aviones, ratones, sitios concurridos…) Aunque las fobias también son estados de ansiedad , queremos referirnos aquí unicamente a la ansiedad como síntoma principal.
Síntomas Físicos asociados a estados de ansiedad
Algunos de los síntomas físicos que están asociados a estados de ansiedad son:
Agitación, Palpitaciones, Náuseas, Vértigos, Mareo, Sudoración, Debilidad , Escalofríos, Paralización, Dificultad de concentración, Sensación de desconexión, Impaciencia, Sequedad de boca, Llanto repentino, Irascibilidad, Impulsividad…
¿Por qué el organismo decide avisarnos de que algo no está bien?, ¿por qué nos prepara para algo que no está sucediendo?
Cada vez más, estamos acostumbrados a asociar lo que nos pasa con estímulos y situaciones externas, es decir, que tienen un origen fuera de nosotros. Cada vez más nos alejamos de lo que nos pasa por dentro, de lo que va sucediendo en eso que llamamos » nosotros».
Cuando nos sucede algo, como pudiera ser un estado de ansiedad, nos despistamos al no saber como pararla, qué hacer, cambiar o añadir para que deje de suceder. Intentamos cambiar costumbres ( sueño, ocio…) o situaciones ( cambiar de aires, salir de casa..).
En una búsqueda desesperada de soluciones intentamos que la solución quede reflejada en nuestras acciones. Y en cierta medida cada una de las «cosas» que hacemos fuera relaja en parte la sensación, es como si la adormiláramos un poco, como si al cambiar de actividades o de costumbres los síntomas se relajaran. Pero al poco tiempo vuelven a aparecer y en muchas ocasiones de manera más significativa.
Este ímpetu por «hacer» nos volvemos a saltar el paso más importante, mirarnos por dentro
Terapia Gestalt y Tratamiento de la ansiedad
En terapia Gestalt el tratamiento de la ansiedad se desarrolla bajo la mirada del individuo en su totalidad. Es decir, no se trabaja exclusivamente sobre el síntoma de la ansiedad, sino que se toma esta sintomatología como una muestra de algo más, algo que está más oculto y que por diferentes motivos no está aún accesible a la conciencia.
El trabajo sobre los síntomas que la persona trae a la sesión va abriendo las posibilidades de trabajo sobre otros aspectos, ( dificultades, situaciones o reacciones del propio carácter) que una vez vistas y con más conciencia sobre ellas, provocarán una disminución paulatina de los síntomas de ansiedad.
Muchas veces ponemos el ejemplo de que la ansiedad es un fantasma, uno al que no se le puede ver, de esos de las películas que mueven muebles y hacen que la gente suba por el techo como si les arrastraran. La falta de visión hace que la situación sea terrorífica. La ansiedad es algo así, algo sin forma, sin control, sin punto débil…
Cuando en las películas de miedo se consigue ver el fantasma, aunque asuste, sabes lo que es, donde está y como vencerlo. Algo así pasa en la terapia. Poco a poco la ansiedad se define un poco más, se define con síntomas más concretos, situaciones más concretas, y sobre todo con emociones más concretas. Poner nombre a lo que pasa es una buena manera de destapar fantasmas.
La toma de conciencia de la que habla la Gestalt es eso, saber con más detalle que está pasando y como haces para que de repente tu cuerpo empiece a decirte que algo no marcha bien.
Algunas de las situaciones que están asociadas a la ansiedad y que se esconden bajo sus síntomas son:
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Miedo
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Inseguridad
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Dificultad para enfrentar situaciones nuevas o difíciles
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Secretos familiares o personales.
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Dificultad para expresar emociones.
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Soledad.
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Cambios vitales bruscos ( cambios laborales, maternidad/ paternidad…)
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Excesivo autocontrol
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Auto-exigencia
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Frustración
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Lucha interna ( deseos incompatibles)
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Rigidez de pensamientos.
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Falta de motivaciones personales
Tal vez no entiendas que te esté pasando , pero si tu cuerpo te avisa es que pasa algo aunque tu cabeza no alcance a entenderlo. Escúchate y confía en que tus señales internas están siendo desproporcionadas porque si no, no las harías caso.
Susana Gacituaga
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