Cuando estamos en aislamiento en una situación como esta, lo normal es tener miedo. Se trata de una situación nueva sobre la que no tenemos ningún tipo de control. Al ser algo nuevo, no tenemos referencias, y nos cuesta pensarlo porque se trata de algo “impensable”. Por otro lado, estamos invadidos a través de los medios tecnológicos de información y desinformación. En estas circunstancias es fácil caer en el desánimo, la ansiedad y la impotencia.
En el budismo decimos que todo lo que experimentamos es mente o, ¿acaso alguien vio alguna vez algo fuera de la mente? Podemos comparar la mente a un elefante. Si sabemos adiestrarlo de forma adecuada, puede ser de gran ayuda y ayudarnos a construir grandes cosas. Sin adiestramiento, el elefante puede ser una fuerza extraordinariamente destructiva. Por eso la necesidad de adiestrarnos y “controlar” al elefante, a la mente. La meditación budista nos proporciona los recursos para poder hacernos con ese control.
Propongo tres meditaciones: una de calma mental, para poder estar serenos y lúcidos. Otra para deshacer la falsa impresión de un yo separado del resto que lo controla todo y finalmente otra para desarrollar compasión para cada uno de nosotros y luego poder expandir esa compasión a los demás, para llevar vidas más felices y contrarrestar los efectos negativos de esta situación que nos estamos viviendo.
Miguel Ángel de Alvaro
Colaborador externo del centro