
El tesoro de lo humano, la escucha interior, parte de escucharnos y hablar con nosotros mismos, oír el cuerpo, el corazón y la mente. Este tesoro no parece importante, está lleno de conciencia y vida, feliz e infeliz vida. No hay monedas, ni fama, ¡no parece un gran tesoro!
Pero él insiste que es grandioso y que quiere que le veas. En algún momento te habla. Tú lo callas, porque no tienes tiempo de atenderlo.
Te habla de verdades tan puras y profundas que no consideras posible atender. Mensajes de esperanza, desesperanza, libertad, futuro, añoranza, amor y desamor, de todo un poco…
Te dejas para otro rato. Un rato difícil de encontrar en esta vida que te ocupa tanto, que no permite respirar con calma y mirarte hacia dentro.
Pero él sigue ahí, dando guerra. Puede gritar encogiendo tu corazón o agarrándote tan fuerte que te haga daño en algún lugar de tu cuerpo o de tu alma. Puede gritarte en forma de ansiedad, de miedo, de prepotencia.
Tiene mil formas de decirte ¡¡ mírame, por favor!!