Opiniones sobre terapia Gestalt: Sobre el egoísmo y el autocuidado
Sorprende que cuando buscas información sobre ” opiniones sobre la terapia Gestalt” los primeros puestos, al menos 4 o 5 de la primera hoja del buscador, están ocupados por ” gente enfadada” con la psicoterapia Gestalt. Personas muy dolidas que dicen que la Gestalt genera gente egoísta y sin responsabilidad con el mundo.
Da un poco de miedo leer estas opiniones que hablan de una especie de mutación al ir al psicólogo ( si este es Gestáltico) que convierte a las personas en humanos egoístas y sin corazón, que se olvidan de la necesidad de otr@s y buscan su propio beneficio por encima de tod@s.
Lamento mucho que estas vivencias estén encima de la mesa, lamento que las vivencias de estas personas o de gente allegada a ell@s haya sido entendida de esta manera , pero ni la psicología ni la Gestalt provocan esto.
El egoísmo y la satisfacción de las necesidades
“Yo soy yo y tu eres tu
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,
Tu no estas en este mundo para cumplir las mías.
Tu eres tu y yo soy yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
y coincidimos, es hermoso.
Si no, pocas cosas tenemos que hacer juntos.
Tu eres tu y yo soy yo”
(Fritz Perls)
Tal vez Fritz Perls fuera muy directo, a veces posiblemente demasiado para personas que no entienden el fondo de las palabras y que se asustan de lo tajante que queda dicho este mensaje.
¿Pero que pasa si le damos la vuelta a la oración? ¿Qué pasa si hacemos uno de esos ejercicios Gestálticos? en los que colocarse en el opuesto suele girar los ojos para un sitio que antes no podías ver. Aquí va:
” Yo soy tu y tu eres yo.
tu estás en este mundo para cumplir las mías.
Tu eres yo y yo soy tu.
Si siempre nos encontramos y coincidimos, es hermoso.
Sino, pocas cosas podremos hacer separados.
Yo soy tu y tu eres yo”
¿ Cómo os suena? ¿ No os hace estremece ?
Pero a pesar del escalofrío corporal, se nos hace más habitual, menos “duro” de esta manera escrito.
Podríamos escucharlo como declaración de amor, de unión de casamiento, a modo de canción romántica, incluso como reflejo de algunas relaciones de pareja en las que uno y otro son poco a poco autodestruidos por este tipo de pensamientos.
Es muy duro pensar que algo tan tremendo y carcelario tenga un toque romántico, y que palabras que hablan de “libertad de ser” den tanto miedo. Pero lo cierto es que así, lo es para muchas personas. Muchas relaciones en las que se da maltrato emocional parten de “oraciones internas” de este tipo.
Cada vez que escuchamos que alguien va a “hacer lo que quiera” pensamos en que hará daño.
¿Tan poco confiamos en las personas?
Además de esta oración, la Gestalt y Fritz Perls, incorporan el concepto de “confianza en la autoregulación organísmica”, asumiendo que cada persona andará hacia la salud emocional si se puede desprender de los introyectos e ideas locas que le mantienen encarcelado bajo premisas de obligación y normas inconscientes.
Pero vuelvo a señalar, alguien que “es libre de hacer” (algo que no es fácil de conseguir) no es alguien que daña a otros.
Al contrario, es más habitual que personas con libertad interior plena sean personas con gran corazón y respeto por el mundo y sus iguales. Esto no quita que haya situaciones que nos duelan cuando alguien no cumple el postulado de hacer lo que queremos que haga, y tira por hacer algo diferente y orientado a sí mismo, o que deja de obedecer a “esas normas” internas a las que estábamos acostumbrados que obedezca como por programación, y empieza a actuar de manera diferente dejándonos sin el control que creíamos tener.
Cuando alguien decide en libertad y dice ” yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas”, no esta diciendo que no lo vaya a hacer, únicamente se señala que no está para eso, sino que que no es su función o su obligación, sino que intentará andar hacia las expectativas propias. Y si es la suya, cumplirá la tuya. Nada se dice sobre que se vaya en contra de las necesidades ajenas, ni de que estas no vayan a ser satisfechas. Unas veces coincidirán ambas y otras no.
Si el planteamiento de partida es que esto es egoísta, hay poca posibilidad para decidir por uno mismo. Y desde aquí, es fácil entender este cabreo de algunos, cuando en las sesiones de terapia se señala la responsabilidad con uno mismo, y se diferencia de las acciones socialmente o familiarmente aceptadas o bien vistas.
Esta diferencia fundamental para saber desde dónde cada uno decidimos, es muchas veces el inicio de una pelea contra un método de trabajo de la Gestalt, que suele sacar a la persona de lo que habitualmente considera “deberías”, y acompañar a una valoración más real, planteándose que tal vez estás “normas”, estén perjudicando su verdadera necesidad.
Insisto en decir que estos deseos o necesidades y su búsqueda, no son motor de daño ajeno sino de amor propio. No conozco a nadie que tras las sesiones y con la conciencia de sus deseos o necesidades más claras, se embarque a cometer actos antisociales que generen daño a terceros o decidan abandonar a sus familias como se dice a veces.
El amor a uno mismo y a otros es más real cuando se ejerce en libertad. El amor a uno mismo , por desgracia, está mal nombrado como egoísmo y esto hace mucho más difícil que se pueda buscar legítimamente. No es egoísta quererse bien, simplemente es sano. En esta salud uno acaba valorando al resto del mundo y personas y aprende a moverse en aquello que le hace crecer y le mantiene en contacto con los demás en la medida en que lo necesita y los otros le permiten, también, desde su propio amor y cuidado.
Autora: Susana Gacituaga