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Psicólogos y Gestalt Madrid. Dudando de todo

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Te paralizas de manera habitual. Miedo a cambiar, a empezar algo nuevo. Tus ideas siempre van en contra de tus deseos de avanzar.
Tus fantasías son entre reales y aterradoras, justo lo que más asusta, esa mezcla de miedo y realidad que hace que te plantes que ”seguro que sale mal”… Esa voz que te sigue teniendo atrapado.
A veces, el miedo a la vida, a uno mismo, al futuro hace que te plantes que puedes necesitas la ayuda de un terapeuta para continuar sin sentirte tan asustado. Te dejamos a continuación la narración de una persona que fue poniendo un poco de luz a todo esto en su proceso terapéutico.

CRÓNICA DE UN INDECISO

Me siento inseguro/a. Siempre hay algo que puede no salir bien. El mundo no es seguro, ni el presente, ni el futuro. Parece que tuviera que caminar de puntillas para ir sorteando amenazas.

Tengo tendencia a pensar en catástrofes y muchas veces quedo enganchado en estas ideas que me asustan y me limitan en mi vida.

Los miedos que me atrapan son variados. Algunos de ellos son el miedo al cambio, a equivocarme, a lo desconocido, a la soledad, a la crítica, a la hostilidad, al engaño o a la traición…

Para calmarme, me gusta hablar con la gente y tener diferentes opiniones sobre las cosas. Leer o buscar documentación que confirme o desconfirme mi miedo o lo acertado de mis creencias.

Siento una especie de incertidumbre crónica que me cuestiona constantemente. Vacilo a la hora de tomar decisiones y tiendo a buscar constantemente nuevas informaciones para no correr el riesgo de equivocarse. Para casi cualquier cosa funciono así. Elegir un teléfono móvil, decidir un cambio de vida…

Me siento muy dependiente de las normas sociales. Cualquier acción que se salga de lo que yo considero lo correcto me genera mucha ansiedad. Las situaciones no estructuradas y que no tienen una manera definida de realizarse me provocan vacío. No tolero bien la ambigüedad. Me muestro rígido y terco a la hora de cambiar mis criterios. Necesito que las cosas se hagan bajo un orden y no de cualquier manera.

No me suelo fiar fácilmente de las personas. Tiendo a dudar de las intenciones de los demás. Presto atención a los mensajes verbales y no verbales y a los significados ocultos, buscando segundas intenciones. Desconfío y critico a quienes transgreden las normas. Me gusta la claridad, llamar las cosas por su nombre, no soporto las segundas intenciones ni los mensajes irónicos y manipuladores.

No me gusta que me rechacen. Normalmente muestro una imagen positiva de mí. Soy hospitalario, afable y amable. A veces peco de obsequioso o exageradamente fiel.

Me siento temeroso, obediente y lleno de dudas. Mi pensamiento sustituye a mi acción.

Me siento perseguido y me enfado cuando me creo acorralado. Puedo mostrarme muy agresivo si siento que no tengo salida o que se pone en duda mi opinión o mis necesidades.

Soy muy controlador. Me cuesta ser espontáneo.

Siento como si el mundo fuera a enterarse de lo que hago y me juzgara. Es como sentirme vigilado, lo que me hace estar rígido.

Me siento culpable muy a menudo.

Recuerdo haber temido a las personas que tenían poder sobre mi (mi padre, mi abuelo…) y haber sido incapaz de actuar por mi mismo y defenderme. Me sentí muy pequeño y no supe enfrentarme a ellos.

Me gustaría aprender a moverme con el miedo, a no temer tanto. Arriesgarme a correr riesgos y a tomar decisiones, aunque sea con la duda de si serán o no las más adecuadas, aunque sea con miedo.

No estar tan pendiente de lo apropiado, vivir pensando más en mí y menos en lo que “debería” o “tendría” que hacer.

Dejar de pensar en todas esas fantasías catastróficas que me paralizan y atreverme a hacer cosas nuevas. Pudiendo sostener la responsabilidad que esto conlleva.

Expresar con claridad mis propias ideas sin dejarme llevar por el miedo o por la duda frente a las posibles reacciones o críticas de los demás.

Ser capaz de mantenerme en mi postura aunque no sea la postura de los demás. Dejar de ser tan dependiente de los otros y confiar en mí.

Poder expresar mi inconformismo y mi necesidad sin tanta agresividad.

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