el eterno rebelde

ETERNO REBELDE
TERAPIA GESTALT

Tengo un carácter pasional y fuerte. Suelo parecer arrogante y pretencioso.

Me gusta tener la razón y saber a dónde quiero ir y cómo.

Me gusta pensar en mí y ser muy sincero, a pesar de que a veces lo que digo siente mal, o sea demasiado directo.

Me gusta sentir que tengo el control y domino las situaciones, me gusta ganar. Soy muy competitivo y eso me mantiene muy vivo. Aunque no tengo mal perder.

Me hago respetar en mis opiniones y mis decisiones.

Estoy casi siempre en movimiento. Si pienso algo lo pongo en práctica.

Soy irónico, sarcástico, y a menudo poco sensible. A veces incluso puedo llegar a ser cruel en mis comportamientos o afirmaciones. Puedo llegar a humillar y dañar a personas que quiero.

Suelo ser bastante rebelde en las situaciones que siento impuestas. No me gusta que me obliguen a hacer cosas que no quiero. Me salto la autoridad para no hacer cosas que considero que no van conmigo. No me dejo estar dominado.

No me cuesta trabajo llevar la contraria, me gusta discutir y los debates sobre diferentes puntos de vista.

Mi vida está sobrecargada: demasiadas cosas, demasiada intensidad. Me gusta trasnochar, el sexo, vivir al límite de mis energías, el deporte…

Doy la cara por mi y por mis amigos/as, que para mi son muy importantes.

Soy combativo/a y muy protector/a. A veces agresivo y posesivo.

Me atraen los peligros, soy temerario.

No me gusta sentirme frustrado lo paso mal y necesito hacer algo para salir de esa sensación. Me peleo por imponer la verdad de las cosas. Para mi discutir es la única manera de llegar a saber que es cierto y que no.

No suelo sentirme culpable ni asustado.

De pequeño/a recuerdo una infancia difícil. Donde los fuertes eran los respetados y los débiles no lo eran. Había abuso de poder. Sentí que era difícil confiar en alguien.

Construí una coraza para proteger mi corazón asustado, prematuramente expuesto a circunstancias adversas. Para protegerme aprendí a captar rápidamente las intenciones negativas de los demás. Así evite que me dañaran. Aprendí a no pedir nada, así no me negaban la ayuda. Aprendí a crecer sin necesitar a nadie.

Siento que escondo demasiado mi ternura, mi emoción, mi sensibilidad, mis lágrimas.

A veces me sorprende una sensación de encarcelamiento interior. Soy demasiado duro. Mi autosuficiencia y mi rebeldía me mantienen fuerte pero solo y frío.

Necesitaría sentir que puedo ser sensible, que me puedo dejar querer y sentir que quiero a los demás. Sentirme más cálido y arropado por mi emoción y por la de los que me quieren.

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